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Ramón Es Cualquier Cosa Menos Un Dragón Común. Mientras Otros Lanzan Fuego Y Causan Temor En Los Cuentos Clásicos, Ramón Tiene Un Talento Muy Especial: En Lugar De Llamas, De Su Boca Brotan Letras. ¡sí, Letras! Con Cada Estornudo, Bostezo O Palabra Mal Pronunciada, Un Aluvión De Vocales Y Consonantes Se Arremolina En El Aire, Trayendo Consigo Una Buena Dosis De Caos, Comedia Y Creatividad.

En Esta Segunda Entrega De Las Aventuras Del Dragón Más Literario Del Mundo, Nos Encontramos Con Una Situación Absolutamente Inusual. En Lo Más Profundo De La Sabana (o Quizás En Algún Rincón Imaginario Entre Cuentos Y Palabras Sueltas), Vive Un León Llamado Eloy. Pero No Es Un León Feroz Ni El Típico Rey De La Selva. No, No. Este León Está Tan Desmelenado Como Confundido, Y Además... ¡no Se Come Ni Un Bocado!

Eloy Está Hambriento, Pero No Se Trata Solo De Un Problema De Apetito. Hay Algo En Su Interior, Algo Que No Lo Deja Disfrutar Ni Una Sola Migaja. Sus Rugidos No Tienen Fuerza, Sus Zarpas No Tienen Ganas, Y Su Melena Parece Una Nube De Tormenta Olvidada. Ramón, Con Su Peculiar Habilidad Para Soltar Letras En Vez De Fuego, Se Cruza En Su Camino Justo En El Momento Indicado, O Quizás Justo Cuando Las Letras Lo Deciden.

¿podrá Ramón Resolver El Misterio Del Hambre Inexplicable De Eloy? ¿qué Palabras Mágicas O Absurdas Escaparán De Su Boca Esta Vez? ¿conseguirá Que Un Enredado Y Apático León Recupere No Solo El Apetito, Sino También La Alegría Y El Rugido Del Alma? Las Respuestas A Estas Preguntas Se Tejen A Lo Largo De Una Historia Disparatada, Entrañable Y Maravillosamente Divertida, Donde Nada Es Lo Que Parece Y Todo Puede Cambiar Con Una Letra Bien Dicha (o Mal Pronunciada).

Con Un Ritmo Juguetón, Humor Chispeante Y Un Derroche De Imaginación, Esta Historia Logra Mezclar Elementos De La Fantasía, La Amistad, El Poder Del Lenguaje Y La Importancia De La Empatía. Cada Página Invita A Descubrir El Valor De Las Palabras, No Solo Como Herramientas Para Comunicarnos, Sino Como Una Fuente Inagotable De Magia, Resolución De Conflictos Y Conexión Con Los Demás.

Ramón No Solo Ayuda A Eloy A Llenar El Estómago, Sino También A Reconectar Con Su Esencia. Porque A Veces El Hambre No Es Solo De Comida, Sino De Comprensión, De Identidad, De Sentirse Visto Y Escuchado. Y Si Alguien Puede Llenar Esos Vacíos Con Sílabas Danzantes Y Frases Inesperadas, Es Sin Duda Este Dragón Alfabético Y Tierno.

La Historia Se Convierte Así En Un Festín De Juegos De Palabras, Malentendidos Graciosos, Letras Rebeldes Que Hacen De Las Suyas Y Giros Inesperados Que Mantendrán La Atención Tanto De Los Más Pequeños Como De Los Grandes Que Leen Junto A Ellos. Porque Sí, Este Libro No Solo Entretiene, También Enseña Sin Que Nadie Lo Note: Estimula El Gusto Por La Lectura, La Curiosidad Lingüística Y El Valor De Pensar "fuera De La Jaula" (o Fuera Del Abecedario Convencional).

Además, Las Ilustraciones Que Acompañan La Historia Son Un Espectáculo En Sí Mismas: Coloridas, Expresivas Y Tan Llenas De Movimiento Que Casi Parece Que También Ellas Hablaran. Ver A Ramón Soltando Letras Por La Boca Mientras Trata De No Causar Una Catástrofe Ortográfica Es Una Delicia Visual Que Complementa A La Perfección La Narración.

Y Claro, No Podemos Olvidar El Mensaje Profundo Que Se Esconde Tras Esta Comedia De Letras Y Rugidos: Cada Uno Tiene Talentos únicos, Y A Veces Los Dones Más Insólitos Pueden Ser La Solución A Los Problemas Más Grandes. Ramón No Necesita Lanzar Fuego Para Ser útil, Valiente O Extraordinario. Él Es Prueba Viviente (y Divertida) De Que Ser Diferente Puede Ser La Mayor Fortaleza De Todas.

Así Que Si Buscas Una Historia Que Haga Reír, Que Despierte La Imaginación Y Que, Entre Carcajadas Y Letras Voladoras, Deje Huella En El Corazón, "el Dragón De Las Letras 2: El León Desmelenado No Se Come Ni Un Bocado" Es Una Elección Imperdible. Perfecto Para Leer En Voz Alta, Para Compartir En Familia O Para Dejar Que Los Pequeños Lectores Se Sumerjan Solitos En Un Mundo Donde Las Palabras Tienen Poder Y Los Dragones Pueden Ser Poetas.

Prepárate Para Reír, Aprender, Emocionarte Y, Por Qué No, Soltar Alguna Letra Por Ahí. Porque Con Ramón Cerca, Nunca Se Sabe Qué Puede Pasar Cuando Las Palabras Toman Vida.