Información detallada del producto

Descripción:
Quinn Lo Anota Todo. Y No Es Exageración. Si Algo Le Remueve El Corazón, Se Va Directo Al Papel. Tiene Listas Para Todo: De Los Días Que Ha Llorado Hasta Quedarse Sin Aliento, De Cosas Que Prefiere No Admitir Ni Frente Al Espejo, Y De Los Chicos Que Le Roban Un Suspiro (aunque A Veces Ni Siquiera Le Devuelvan La Mirada). Pero, En El Fondo, Escribir Es Más Que Una Costumbre. Es Su Forma De Respirar Cuando La Vida Le Aprieta El Pecho. Una Válvula De Escape Para Ordenar El Caos, Para Encerrar Los Miedos Entre Renglones Y No Dejarlos Sueltos Por Ahí, Haciendo De Las Suyas.

Este Libro No Es Solo Una Historia Sobre Lágrimas (aunque Hay Muchas, Y Sí, Algunas Caen Como Tormenta), Es También Una Exploración Sincera Y Sin Adornos Del Mundo Interior De Una Chica Que, A Pesar De Sentirse A Menudo Rota, Sigue Intentándolo. Quinn No Es La Típica Protagonista Que Siempre Tiene La Respuesta Correcta, Ni La Que Hace Chistes Ingeniosos Bajo Presión. A Veces No Sabe Qué Hacer Con Todo Lo Que Siente. A Veces Se Encierra. A Veces Explota. A Veces Se Convierte, Literalmente, En Un Mar De Lágrimas. Pero También —y Esto Es Importante— A Veces Se Ríe Con Ganas, Se Lanza A Lo Desconocido Y Encuentra Formas Nuevas De Levantarse, Incluso Cuando No Tiene Idea De Cómo.

La Narrativa Te Sumerge En Su Mente Con Una Honestidad Cruda, Sin Filtros, Como Si Te Leyera Sus Pensamientos Más Secretos O Te Dejara Ver Sus Notas Personales. Hay Días En Los Que Quinn Se Siente Invisible, Otros En Los Que Querría Desaparecer, Y Otros Donde Basta Una Palabra Amable Para Reconstruirla Un Poquito. En Medio Del Torbellino Emocional, Las Amistades, Los Primeros Amores, Las Inseguridades Y Los Silencios Incómodos Se Convierten En El Escenario Donde Se Va Escribiendo Su Historia.

Lo Más Poderoso De Quinn Es Que No Pretende Ser Valiente, Pero Lo Es. Porque Abrirse Paso Entre La Tristeza Sin Dejar De Sentir, Sin Anestesiarse, Sin Fingir Que Todo Está Bien, Requiere Un Tipo Especial De Coraje. Uno Que No Siempre Brilla, Pero Que Se Mantiene Encendido Incluso Cuando Todo Parece Oscuro.

Esta Novela Nos Recuerda Que Sentirse Triste No Es Un Error, Que Llorar No Te Hace Débil, Que Tener Miedo No Significa Que No Puedas Avanzar. Nos Habla De La Importancia De Reconocer Las Emociones, De Encontrar Formas De Nombrarlas, De Darles Un Lugar Y No Dejar Que Nos Devoren En Silencio. Porque A Veces, Simplemente, Estar Mal También Está Bien.

Y Sí, Hay Romance. Pero No El Tipo De Amor Que Lo Arregla Todo Mágicamente. Aquí El Amor Es Torpe, Real, Lleno De Dudas. De Esos Que No Siempre Se Dicen En Voz Alta Pero Que Se Sienten En El Pecho Como Una Canción Que Se Repite Sin Parar. El Amor, En Esta Historia, No Viene A Rescatar A Nadie. Viene A Acompañar, A Sostener, A Enseñar Que Incluso Cuando Nos Sentimos Desbordados, Alguien Puede Tendernos La Mano Y Decirnos: “estoy Aquí”.

Además, A Veces Soy Un Mar De Lágrimas Pone Sobre La Mesa Temas Que Muchas Veces Se Barren Debajo De La Alfombra: La Ansiedad, La Presión Por Ser Perfecta, La Búsqueda De Identidad, El Miedo Al Rechazo, Y La Necesidad Desesperada De Ser Escuchada. Quinn No Tiene Todas Las Respuestas (¿quién Las Tiene?), Pero Su Historia Abre Caminos, Invita A La Reflexión Y, Sobre Todo, A La Empatía.

Ideal Para Quienes Buscan Una Lectura Que No Tenga Miedo De Mostrar La Vulnerabilidad, Que Hable De Emociones Con La Misma Naturalidad Con La Que Se Habla Del Clima, Y Que Nos Recuerde Que No Estamos Solos, Aunque A Veces Lo Parezca. Porque Este Libro No Solo Se Lee: Se Siente. Te Hace Reír En Momentos Inesperados, Te Aprieta El Corazón Sin Previo Aviso, Y Te Deja Con La Sensación De Que Llorar También Puede Ser Un Acto De Valentía.

Una Novela Que, Sin Duda, Conectará Con Aquellos Que Alguna Vez Sintieron Que El Mundo Les Quedaba Grande, Que Su Tristeza Era Demasiado Ruidosa O Que Sus Emociones No Cabían En Una Sola Piel. Quinn Nos Da Permiso Para Sentir Todo Eso, Para No Tener Todas Las Respuestas, Y Para Entender Que, Incluso Siendo Un Mar De Lágrimas, Uno Puede Seguir Flotando.