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En Tiempo De Perdón, John Grisham Regresa Magistralmente Al Escenario Y A Los Personajes Que Lo Consagraron, Recuperando La Intensidad, El Suspenso Y El Pulso Narrativo De Su Emblemática Tiempo De Matar. Nos Encontramos En Clanton, Mississippi, Año 1990, Un Lugar Donde Las Apariencias Pesan Más Que La Verdad Y Donde Las Viejas Jerarquías, Tanto Sociales Como Legales, Siguen Marcando El Destino De Sus Habitantes.

Stuart Kofer, Ayudante Del Sheriff, Es Un Hombre Que Camina Por El Pueblo Con Aire De Invulnerabilidad. Cree Que Su Placa Lo Protege De Todo, Que Sus Excesos Y Errores Quedarán Siempre Ocultos Bajo Un Manto De Silencio. Pero Stuart Tiene Un Lado Oscuro Que Emerge Cada Vez Que El Alcohol Corre Por Sus Venas. En Sus Noches De Borrachera, Se Convierte En Un Hombre Violento, Capaz De Aterrorizar A Quienes Deberían Sentirse Seguros Bajo Su Techo. Esa Violencia, Tan Repetida Como Ignorada Por Las Autoridades, Se Convierte En Una Bomba De Tiempo.

En Una Fatídica Noche, La Situación Estalla. El Joven Drew Gamble, Un Adolescente Tímido Y Reservado, Se Ve Obligado A Tomar Una Decisión Desesperada Para Proteger A Su Madre Y A Su Hermana Pequeña De Un Destino Incierto. Un Disparo Cambia Para Siempre La Vida De Todos En Clanton. Drew No Niega Lo Ocurrido, Pero Afirma Que Lo Hizo Para Salvarlas. El Problema Es Que, En Un Condado Donde El Apellido Y La Reputación Pesan Más Que Los Hechos, La Justicia No Siempre Camina Por El Lado Correcto.

La Noticia Corre Como Pólvora: El Chico Que Mató A Un Ayudante Del Sheriff. Las Opiniones Se Dividen, Las Tensiones Raciales Y Sociales Se Reavivan, Y El Clamor Por Un Castigo Ejemplar Se Escucha En Cada Esquina. En Medio De Esa Tormenta Aparece Jake Brigance, El Abogado Local Que Ya Conoce De Primera Mano Lo Que Significa Enfrentarse A Un Jurado Hostil Y A Una Comunidad Dividida. Jake Sabe Que El Caso Es Una Trampa En Todos Los Sentidos: Un Cliente Impopular, Una Víctima Con Poderosos Amigos, Y Un Clima Social Que Huele A Linchamiento Legal. Sin Embargo, Su Sentido De La ética —y Quizá Una Pizca De Obstinación Personal— Lo Llevan A Aceptar El Reto.

A Medida Que Jake Se Adentra En El Caso, Las Capas De La Historia Empiezan A Revelarse: Secretos Familiares, Abusos Silenciados, Corrupción Encubierta Y El Doble Filo De La Ley En Un Lugar Donde La Imparcialidad Es Un Lujo Escaso. Con Inteligencia Y Temple, Tendrá Que Construir Una Defensa Capaz De Convencer A Un Jurado Sediento De Condena De Que, A Veces, El Verdadero Crimen Es Ignorar El Peligro Hasta Que Alguien, Aun Un Niño, Se Ve Obligado A Detenerlo.

Grisham Maneja Con Maestría El Suspense Legal, Pero También Profundiza En Las Emociones Humanas: El Miedo De Una Madre Que Ve A Su Hijo Enfrentarse A Una Posible Condena De Por Vida; La Confusión De Un Adolescente Que No Entiende Las Reglas Del Mundo Adulto; La Presión De Un Abogado Que Carga Con El Peso De La Opinión Pública; Y La Hipocresía De Una Comunidad Que Prefiere Callar Ante La Injusticia Hasta Que ésta Toca A Su Puerta.

La Novela No Es Solo Un Enfrentamiento En La Sala De Un Tribunal; Es Un Retrato De Una Sociedad Donde Las Heridas Del Pasado Siguen Abiertas, Donde El Poder Se Ejerce Con Mano Dura Y Donde El Coraje Para Defender Lo Correcto Puede Tener Un Precio Devastador. Con Diálogos Afilados, Giros De Guion Inesperados Y Un Ambiente Cargado De Tensión, Tiempo De Perdón Pone Al Lector En La Incómoda Posición De Cuestionar Qué Significa Realmente Hacer Justicia.

A Lo Largo De Sus Páginas, Se Siente La Esencia Del Sur Profundo Estadounidense: Sus Códigos No Escritos, Sus Lealtades, Sus Prejuicios Y Sus Leyendas Urbanas. Grisham No Solo Construye Un Caso Legal, Sino Un Drama Humano Donde Cada Decisión Pesa Como Una Sentencia. El Lector Será Testigo De Cómo Jake Brigance Intenta Mantener El Equilibrio Entre La Ley Y La Compasión, Sabiendo Que, Al Final, En Clanton No Siempre Gana El Argumento Más Sólido, Sino El Más Conveniente Para Quienes Ostentan El Poder.

Tiempo De Perdón Es Un Relato Que Atrapa Desde La Primera Línea Y Que Mantiene La Tensión Hasta La última Página, Un Recordatorio De Que La Verdad Y La Justicia No Siempre Son Sinónimos, Y Que A Veces, Para Sobrevivir, Hay Que Romper Las Reglas.