Descripción:
En Un Futuro Incierto, El Mundo Ha Quedado Dividido En Tres Grandes Superpotencias: Oceanía, Eurasia Y Eastasia. Estas Naciones Están Perpetuamente En Guerra Entre Sí, Aunque Las Alianzas Cambian Constantemente Sin Que La Población Lo Note. En Este Escenario Sombrío Y Opresivo, La Vida De Los Individuos Está Controlada Hasta El Más Mínimo Detalle Por El Partido, Una Organización Totalitaria Que Domina Todos Los Aspectos De La Existencia Humana. En La Cúspide De Este Sistema Se Encuentra La Figura Enigmática Del Gran Hermano, Cuyo Rostro Aparece En Carteles Por Todas Partes Acompañado De La Frase: “el Gran Hermano Te Vigila.”
En El Corazón De Londres, Capital De La Provincia De Airestrip One —antiguamente Conocida Como Gran Bretaña— Vive Winston Smith, Un Hombre De Unos Cuarenta Años Que Trabaja En El Ministerio De La Verdad. Su Labor Consiste En Reescribir Artículos, Noticias Y Documentos Del Pasado Para Que Coincidan Con La Versión Oficial De Los Hechos Que El Partido Desea Mantener. Cuando Los Enemigos Cambian O Las Circunstancias Políticas Se Modifican, Winston Recibe Órdenes De Alterar El Pasado, Borrando Cualquier Evidencia De Que La Realidad Fue Distinta. En Ese Mundo, El Pasado No Existe Tal Como Ocurrió, Sino Tal Como El Partido Dice Que Ocurrió.
La Vida Cotidiana De Winston Está Marcada Por La Vigilancia Constante. En Su Apartamento Hay Una Telepantalla, Un Dispositivo Que Transmite Propaganda Las Veinticuatro Horas Del Día Y Al Mismo Tiempo Vigila Cada Uno De Sus Movimientos Y Palabras. No Hay Escape: Incluso Un Gesto Facial Puede Ser Interpretado Como Un Signo De Deslealtad, Un “crimental”. El Partido Ha Desarrollado Su Propio Lenguaje, La Neolengua (newspeak), Cuyo Propósito Es Eliminar Las Palabras Que Permitan El Pensamiento Crítico O La Expresión De Ideas Contrarias Al Régimen. Quien No Piensa Como El Partido Desea, Simplemente Desaparece, Borrado Del Registro Histórico Como Si Nunca Hubiera Existido.
A Pesar De La Opresión Que Lo Rodea, Winston Siente Una Inquietud Profunda. En Su Interior Persiste Una Voz Que Le Dice Que Algo Está Mal. Intuye Que El Partido Miente, Que La Historia Ha Sido Distorsionada, Y Comienza A Escribir Un Diario Secreto, Un Acto De Rebeldía Mortal. En Él Plasma Sus Pensamientos, Su Odio Hacia El Gran Hermano Y Su Deseo De Libertad. Cada Palabra Que Escribe Es Un Desafío Al Sistema, Pues La Mera Existencia Del Diario Constituye Un Crimen De Pensamiento, Castigado Con La Muerte.
Durante Su Vida Rutinaria, Winston Observa Con Frecuencia A Una Joven Llamada Julia, Una Mujer De Cabello Oscuro Que Trabaja En El Departamento De Ficción Del Ministerio. Al Principio, Winston Desconfía De Ella, Sospechando Que Puede Ser Una Espía Del Partido O Miembro De La Policía Del Pensamiento, La Organización Encargada De Descubrir Y Eliminar A Los Disidentes. Sin Embargo, Un Día Inesperado, Mientras Caminan Por Un Pasillo Abarrotado, Julia Tropieza Y Cae; Al Ayudarla A Levantarse, Winston Nota Que Le Desliza Furtivamente Un Pequeño Papel. Más Tarde, Cuando Logra Abrirlo En Secreto, Descubre Un Mensaje Que Lo Desconcierta: “te Amo.”
Esa Simple Frase Marca El Comienzo De Un Vínculo Prohibido. Con Cautela, Ambos Buscan Maneras De Encontrarse Sin Ser Descubiertos. Finalmente, Acuerdan Una Cita En El Campo, Lejos De Las Cámaras Y Micrófonos Que Infestan La Ciudad. Allí, Entre Los Árboles Y La Hierba, Lejos De La Vigilancia, Winston Y Julia Se Besan Por Primera Vez. En Ese Instante, Experimentan Una Libertad Que Creían Imposible. Para Ellos, El Amor Se Convierte En El Acto Más Revolucionario, Una Afirmación De Su Humanidad Frente Al Control Absoluto Del Partido.
A Partir De Ese Encuentro, Comienzan A Verse Con Frecuencia, Siempre En Secreto, En Lugares Abandonados O Escondidos. Logran Alquilar Una Pequeña Habitación Sobre Una Tienda De Antigüedades En El Barrio De Los Proles, Los Ciudadanos Comunes Considerados Insignificantes Por El Partido. El Dueño De La Tienda, El Anciano Sr. Charrington, Parece Un Hombre Amable Y Confiable, Interesado En La Historia Del Pasado. En Esa Habitación, Winston Y Julia Encuentran Un Refugio Donde Pueden Amarse, Conversar Y Soñar Con Una Vida Diferente. Entre Los Objetos Antiguos —un Reloj, Un Cuadro, Un Pedazo De Coral En Una Esfera De Vidrio— Winston Siente Que Recupera Fragmentos De Una Realidad Perdida.
Mientras Su Relación Se Profundiza, Winston Se Convence De Que Existe Una Organización Secreta Llamada La Hermandad, Dedicada A Combatir Al Partido. Su Esperanza Se Refuerza Cuando Conoce A O’brien, Un Miembro Del Partido Interno Que Le Inspira Respeto Y Cierta Confianza. Winston Cree Que O’brien Comparte Sus Pensamientos Disidentes Y Que Podría Ser Parte De Esa Resistencia Oculta. Un Día, O’brien Lo Invita Discretamente A Su Casa Bajo El Pretexto De Prestarle Un Diccionario De La Neolengua. Allí, En Un Ambiente Lujoso Y Silencioso, O’brien Les Confía A Winston Y Julia Que Él También Odia Al Partido. Les Habla De La Hermandad Y De Su Líder, El Legendario Emmanuel Goldstein, El Principal Enemigo Del Régimen. Luego Les Da Un Libro Escrito Por Goldstein, Una Especie De Manifiesto Titulado “la Teoría Y La Práctica Del Colectivismo Oligárquico”, Que Promete Revelar La Verdad Sobre El Sistema.
Winston Lee El Libro Con Avidez. En Él Encuentra Explicaciones Sobre El Funcionamiento Del Partido, La Falsificación Constante De La Historia, La Manipulación De La Guerra Perpetua Y Los Métodos De Control Psicológico Sobre La Población. Se Convence De Que Su Rebelión Tiene Sentido, Que Hay Otros Como Él Que Desean Derrocar Al Gran Hermano. Por Un Breve Periodo, Winston Y Julia Viven Una Ilusión De Libertad. Sin Embargo, Su Felicidad Es Efímera. Una Noche, Mientras Descansan En La Habitación Alquilada, Una Voz Fría Y Metálica Los Interrumpe: “están Atrapados, Winston Y Julia.” Una Telepantalla Oculta Detrás Del Cuadro Los Había Vigilado Todo El Tiempo. Soldados Irrumpen En La Habitación Y Los Arrestan Brutalmente. El Sr. Charrington Resulta Ser Un Agente De La Policía Del Pensamiento.
Winston Es Llevado Al Ministerio Del Amor, Un Lugar Temido Por Todos, Donde Los Prisioneros Son Torturados Hasta Ser Reeducados. Allí, En Celdas Frías Y Sin Ventanas, Se Encuentra Con Otros Detenidos, Entre Ellos Parsons, Su Vecino, Denunciado Por Su Propia Hija Por Hablar Dormido En Contra Del Gran Hermano. Nadie Está A Salvo En Ese Mundo; Incluso Los Más Leales Pueden Ser Acusados De Traición. Poco Después, Winston Ve A O’brien Entrar En La Celda. Durante Un Instante, Siente Alivio, Creyendo Que Su Supuesto Amigo Ha Venido A Rescatarlo. Pero Pronto Comprende La Terrible Verdad: O’brien Es, En Realidad, Un Alto Funcionario Del Partido Encargado De Su “reeducación.”
Empieza Entonces Una De Las Etapas Más Oscuras De La Historia. O’brien Somete A Winston A Sesiones De Tortura Física Y Psicológica, Obligándolo A Confesar Crímenes Imaginarios. Le Aplica Descargas Eléctricas, Lo Priva De Sueño, Lo Humilla Y Lo Confronta Con Contradicciones Imposibles. El Propósito No Es Obtener Información, Sino Destruir Su Espíritu. O’brien Le Explica Que El Partido No Busca El Poder Por El Bien De La Sociedad, Sino Por El Poder Mismo. “el Poder No Es Un Medio —dice—, Es Un Fin.” Le Enseña Que La Realidad No Existe Fuera De La Mente, Y Que La Verdad Es Lo Que El Partido Dice Que Es. Si El Partido Afirma Que Dos Más Dos Son Cinco, Entonces Así Debe Ser.
Winston Intenta Resistir. A Pesar Del Dolor, Insiste En Que Existe Una Verdad Objetiva, Una Realidad Que No Puede Ser Alterada Por La Voluntad Del Partido. Pero Sus Fuerzas Se Debilitan. La Tortura Continúa, Cada Vez Más Cruel, Hasta Que Su Cuerpo Y Su Mente Se Quiebran. En Medio Del Sufrimiento, Empieza A Dudar De Su Propia Percepción. Finalmente, O’brien Le Muestra Un Espejo: Winston Apenas Se Reconoce, Reducido A Un Esqueleto Demacrado, Con La Piel Cubierta De Llagas. Su Antigua Rebeldía Parece Una Sombra Distante.
Sin Embargo, Hay Algo Que Aún Resiste Dentro De Él: Su Amor Por Julia. O’brien Lo Sabe Y Lo Considera Su Último Obstáculo. Para Destruirlo Por Completo, Lo Lleva A La Temida Habitación 101, El Lugar Donde Cada Prisionero Enfrenta Su Peor Miedo. En El Caso De Winston, Se Trata De Ratas, Criaturas Que Lo Horrorizan Desde La Infancia. O’brien Le Muestra Una Jaula Con Dos Ratas Hambrientas Y Le Advierte Que Abrirá La Compuerta Y Las Dejará Devorar Su Rostro Si No Obedece. En Ese Instante De Terror Absoluto, Winston Grita Desesperado: “¡háganlo Con Julia, No Conmigo!” En Ese Momento, Su Voluntad Se Quiebra Por Completo. El Partido Ha Triunfado: Ha Logrado Que Traicione A La Persona Que Amaba.
Después De Su “reeducación”, Winston Es Liberado. Deambula Por Las Calles De Londres Como Un Hombre Vacío, Sin Esperanza Ni Propósito. Pasa Sus Días En El Café Del Castaño, Bebiendo Ginebra Barata Y Escuchando Las Noticias En La Telepantalla. Ha Perdido Su Trabajo, Su Dignidad Y Su Capacidad De Pensar Por Sí Mismo. El Partido Lo Ha Moldeado A Su Imagen. En Algún Lugar, Sabe Que Julia También Fue Capturada Y Torturada. Cuando La Encuentra Brevemente En Una Ocasión, Ambos Se Confiesan Que Se Traicionaron Mutuamente. Su Relación Está Muerta; No Queda Nada Entre Ellos. Julia Se Marcha, Y Winston Queda Solo, Mirando El Retrato Del Gran Hermano.
En Los Últimos Momentos De Su Vida, Mientras Observa Un Boletín Que Anuncia Una Gran Victoria Militar De Oceanía, Winston Siente Una Emoción Que No Logra Controlar. Las Lágrimas Corren Por Su Rostro. Finalmente, Comprende Lo Que El Partido Quería Lograr Desde El Principio: No Basta Con Obedecer, Hay Que Amar Al Gran Hermano. En El Instante Final, Winston, Completamente Sometido, Experimenta Una Sensación De Paz. Ya No Existe La Rebeldía, Ni El Pensamiento Propio. En Su Mente Solo Hay Una Certeza: Ama Al Gran Hermano.
El Mundo De 1984 Permanece Igual De Oscuro Y Vigilado. El Gran Hermano Sigue Siendo Omnipresente, Y El Partido Continúa Reescribiendo La Historia, Borrando A Los Enemigos, Fabricando Verdades, Controlando El Lenguaje, La Memoria Y El Pensamiento. Winston Smith, El Hombre Que Alguna Vez Soñó Con La Libertad, Ha Sido Reducido A Un Símbolo De La Derrota Del Espíritu Humano Frente Al Poder Totalitario.
Pero Su Historia, Aunque Trágica, Deja Un Eco Silencioso. En Las Calles Grises De Londres, Entre La Multitud Sin Rostro, Quizás Aún Quede Alguien Que Se Atreva A Dudar, A Recordar, O Simplemente A Escribir, Como Winston Hizo Alguna Vez, Las Palabras Que Abren El Camino De La Esperanza.
Código de barras:
9786073844321
Código:
116575
Autor:
George Orwell
Editorial:
Debolsillo;
Entrega:
1 Días