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LA GUERRA DE LOS MUNDOS - TD

Precio Unitario:

$13.45

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Descripción:
La Guerra De Los Mundos (1898) Es Una De Las Obras Más Emblemáticas De La Ciencia Ficción Universal. Escrita Por H.g. Wells, Un Pionero Del Género, La Novela Plantea Una Invasión Marciana Que Pone En Jaque A La Humanidad Y A Su Aparente Superioridad Sobre La Naturaleza. A Través De Un Relato Cargado De Tensión, Reflexión Y Crítica Social, Wells Construye Una Metáfora Sobre El Imperialismo, La Arrogancia Científica Y La Vulnerabilidad Del Ser Humano Frente A Fuerzas Desconocidas.

La Historia Se Sitúa En Inglaterra, En El Tranquilo Condado De Surrey, A Finales Del Siglo Xix. El Narrador —un Intelectual Anónimo Interesado En La Astronomía— Comienza Relatando Cómo, Durante Un Tiempo, Los Astrónomos Detectan Extrañas Explosiones En La Superficie De Marte. Aunque Al Principio Se Consideran Fenómenos Naturales O Erupciones Volcánicas, Pronto Despiertan La Curiosidad De La Comunidad Científica. Nadie Sospecha Que Aquellos Destellos Anuncian Un Ataque Extraterrestre. El Narrador Advierte Al Lector Sobre La Ceguera Humana Ante Su Propio Peligro, Subrayando La Confianza Excesiva De La Humanidad En Su Dominio Sobre El Planeta Y Su Creencia De Ser El Centro Del Universo.

Unos Días Después, Un Misterioso Cilindro Cae Del Cielo, Impactando En Las Afueras De Woking, Cerca Del Lugar Donde Vive El Protagonista. El Suceso Atrae Rápidamente A Curiosos Y Científicos, Entre Ellos El Astrónomo Ogilvy, Quien Intenta Comunicarse Con Los Visitantes. Sin Embargo, El Cilindro Metálico Resulta Herméticamente Sellado Y Nadie Puede Abrirlo. Poco A Poco, El Calor Emanado Del Objeto Aumenta, Y Al Cabo De Unas Horas, Su Tapa Se Desenrosca Lentamente Ante La Mirada Atónita De Los Presentes. De Su Interior Surge Una Criatura Indescriptible: Una Masa Grisácea, Viscosa, Con Grandes Ojos Y Tentáculos. Los Hombres Retroceden Horrorizados Ante El Primer Marciano.

Sin Previo Aviso, Un Rayo Ardiente Emerge Del Cilindro Y Reduce A Cenizas A Quienes Se Acercan Demasiado. Es Un Arma De Energía Desconocida, El “rayo Calórico”, Capaz De Carbonizar Cualquier Cosa A Su Alcance. Cunde El Pánico Entre Los Espectadores, Y En Cuestión De Minutos, Los Curiosos Se Transforman En Víctimas. Los Soldados Británicos Son Enviados Al Lugar Para Controlar La Situación, Pero Su Poder De Fuego Resulta Inútil Frente A La Tecnología Marciana. El Narrador, Testigo De Los Acontecimientos, Logra Escapar Y Regresa A Su Casa Aturdido, Sin Poder Comprender Del Todo La Magnitud De Lo Que Ha Presenciado.

Esa Noche, Mientras Reflexiona Con Su Esposa, Observa Desde La Distancia Resplandores Y Explosiones Que Anuncian La Llegada De Más Cilindros. El Ataque No Es Un Evento Aislado, Sino El Inicio De Una Invasión A Gran Escala. En Los Días Siguientes, Los Marcianos Construyen Enormes Máquinas De Guerra: Trípodes Metálicos De Gran Altura Que Se Desplazan Con Agilidad Sobre Tres Patas Y Portan Armas Devastadoras. Estas Máquinas, Guiadas Por Los Marcianos, Comienzan A Avanzar Hacia Londres, Arrasando Todo A Su Paso. Los Humanos, Impotentes, Intentan Huir, Mientras El Ejército Intenta Desesperadamente Detenerlos Con Artillería Y Cañones.

El Narrador Decide Llevar A Su Esposa A Leatherhead, Un Lugar Más Seguro, Pero Al Intentar Regresar A Su Hogar, Queda Atrapado En Medio De La Destrucción. Los Trípodes Destruyen Pueblos Enteros Con El Rayo Calórico Y Liberan Una Nube De Humo Negro Tóxico Que Asfixia A Quienes Lo Respiran. Los Caminos Se Llenan De Refugiados, El Pánico Domina Las Calles, Y La Civilización Inglesa —símbolo De Orden Y Progreso— Se Derrumba En Cuestión De Días. La Imagen De La Orgullosa Inglaterra, Vencida Por Una Fuerza Superior, Sirve A Wells Para Ironizar Sobre El Imperialismo Británico Y Su Trato Hacia Otros Pueblos.

Durante Su Huida, El Narrador Encuentra A Un Artillero Que Ha Sobrevivido A Los Combates. Este Hombre, Que Encarna Tanto La Desesperación Como La Esperanza Humana, Le Habla De Reconstruir La Sociedad Bajo Tierra, En Refugios Ocultos, Donde Los Hombres Podrían Organizar Una Resistencia. Sin Embargo, A Medida Que El Narrador Lo Escucha, Percibe Que Sus Planes Son Más Delirantes Que Realistas, Reflejo Del Colapso Psicológico Que La Catástrofe Ha Provocado En Los Sobrevivientes. El Artillero Representa La Obstinación Del Hombre Por Mantener Su Orgullo Incluso En Medio Del Desastre.

El Protagonista Continúa Solo, Intentando Sobrevivir Entre Ruinas Y Cadáveres. Su Relato Se Torna Cada Vez Más Introspectivo Y Filosófico: Reflexiona Sobre La Fragilidad Humana Y La Indiferencia Del Universo Ante La Suerte Del Hombre. En Un Pasaje Particularmente Intenso, Se Oculta Junto A Un Clérigo En Las Ruinas De Una Casa Destruida Por Los Marcianos. Desde Su Escondite, Observan A Las Criaturas Y Sus Máquinas Recolectando Seres Humanos Para Alimentarse. La Convivencia Con El Clérigo Se Vuelve Insoportable; El Religioso, Dominado Por La Histeria Y La Fe Ciega, Grita Y Reza Sin Cesar, Poniendo En Peligro Su Refugio. Finalmente, El Narrador, Empujado Por El Instinto De Supervivencia, Lo Hace Callar Violentamente. Poco Después, Uno De Los Trípodes Los Detecta Y Los Atrapa Con Una Especie De Garra Mecánica. El Narrador Logra Escapar Por Poco, Pero Queda Profundamente Marcado Por La Experiencia.

A Medida Que Los Días Pasan, El Protagonista Vaga Por Un Paisaje Desolado. Londres, Antes Símbolo De Modernidad, Ha Quedado Reducida A Una Ciudad Fantasma. El Aire Está Cubierto Por Un Polvo Rojizo Que Recuerda La Sangre Seca, Y Las Calles Se Llenan De Cuerpos Inertes. Los Marcianos, Aparentemente Invencibles, Dominan La Superficie Y Recolectan A Los Pocos Sobrevivientes. Sin Embargo, De Pronto Ocurre Lo Inesperado: Los Invasores Comienzan A Debilitarse Y A Morir Sin Razón Aparente. Cuando El Narrador Se Aproxima A Observarlos De Cerca, Descubre Que Los Marcianos Han Sucumbido A Las Bacterias Terrestres. No Fue El Poder Humano, Ni La Ciencia, Ni El Ejército Quienes Los Vencieron, Sino La Biología Natural Del Planeta. Aquellos Seres, Avanzados Tecnológicamente Pero Carentes De Defensas Inmunológicas, Fueron Derrotados Por Microorganismos Invisibles.

El Final De La Invasión Llega Con Un Silencio Sobrecogedor. Los Trípodes Se Detienen, Las Armas Enmudecen, Y La Humanidad, Desconcertada, Comienza Lentamente A Salir De Los Escondites. El Narrador Recorre Las Calles Destruidas De Londres Con Una Mezcla De Alivio Y Horror, Consciente De Que La Civilización Ha Estado Al Borde De La Extinción. Encuentra Al Artillero Nuevamente, Quien Sigue Soñando Con Una Nueva Sociedad Subterránea, Pero El Protagonista Comprende Que El Mundo Real Necesita Reconstruirse Sobre Las Ruinas Del Antiguo, No Huir De él.

Finalmente, El Narrador Logra Reunirse Con Su Esposa, A Quien Creía Perdida. El Reencuentro Marca Un Cierre Emocional: Después De La Desesperanza Y El Caos, Surge La Posibilidad De Una Nueva Vida, Más Humilde Y Consciente. Sin Embargo, La Experiencia Lo Ha Transformado Profundamente. Sufre Crisis De Ansiedad Y Pesadillas, Revive Los Sonidos Y Las Imágenes De La Invasión, Y Contempla Con Melancolía La Fragilidad De La Existencia Humana. A Través De Su Voz, Wells Transmite Una Lección Moral Y Científica: La Humanidad, Que Se Consideraba El ápice De La Evolución, Fue Reducida A La Condición De Presa, Víctima De Su Soberbia.

La Novela, Estructurada En Dos Partes —“la Llegada De Los Marcianos” Y “la Tierra Bajo Los Marcianos”—, Combina El Rigor De Un Reportaje Científico Con La Intensidad De Una Crónica Apocalíptica. Su Tono Es Racional, Incluso Clínico, Pero También Profundamente Emocional En Los Momentos De Mayor Desesperación. H.g. Wells Logra Un Equilibrio Entre El Asombro Científico Y El Horror Existencial, Inaugurando El Modelo De Narración Realista Dentro De La Ciencia Ficción.

Desde Una Perspectiva Simbólica, La Guerra De Los Mundos Puede Leerse Como Una Alegoría Del Colonialismo Europeo. En El Siglo Xix, Las Potencias Coloniales, En Especial Inglaterra, Dominaban Vastos Territorios Y Pueblos “inferiores”. Wells Invierte Los Papeles: Ahora Los Humanos Son Los Invadidos, Los Colonizados, Y Deben Experimentar La Impotencia Que Ellos Mismos Han Infligido A Otros. El Autor, Que Era Un Ferviente Crítico De Las Injusticias Sociales Y Del Imperialismo, Convierte La Invasión Marciana En Una Reflexión Sobre La Violencia Y La Arrogancia De La Civilización Occidental.

Además, La Obra Aborda El Tema De La Ciencia Y Su Doble Filo. Los Avances Tecnológicos Que Tanto Orgullo Daban A La Humanidad Se Revelan Inútiles Frente A Una Civilización Más Avanzada. La Artillería, El Vapor Y La Organización Militar Británica Son Destruidos Sin Esfuerzo Por Las Máquinas Marcianas. Wells Sugiere Que La Tecnología Sin Moral Ni Humildad No Garantiza La Supervivencia, Sino Que Puede Precipitar La Destrucción. Los Marcianos Mismos, Con Su Inteligencia Fría Y Su Desprecio Por Otras Formas De Vida, Representan Una Versión Extrema Del Racionalismo Humano.

Otro Tema Crucial Es La Indiferencia Del Cosmos. El Universo, Según Wells, No Gira En Torno A Los Intereses Del Hombre. La Llegada De Los Marcianos Muestra Que El Ser Humano No Es El Dueño De La Naturaleza Ni El Centro De La Creación. Esta Visión Anticipa El Pensamiento Existencialista Del Siglo Xx Y La Idea Moderna De Que La Vida Humana Es Solo Un Accidente Cósmico.

El Estilo Narrativo, En Primera Persona, Otorga Una Sensación De Verosimilitud. Wells Utiliza Un Lenguaje Preciso, Casi Periodístico, Pero Cargado De Emoción Contenida. Las Descripciones Del Pánico Colectivo, De Las Multitudes Huyendo Por Los Caminos O De Los Ríos Atestados De Cadáveres, Son De Una Fuerza Cinematográfica. La Obra Mantiene Un Ritmo Tenso Y Progresivo: El Miedo Pasa De Lo Local A Lo Global, De Un Pequeño Pueblo A La Amenaza De La Extinción Humana.

En El Desenlace, Cuando El Narrador Contempla Los Cuerpos Inertes De Los Marcianos, Wells Introduce Un Matiz De Ironía Y De Humildad. La Humanidad, Que No Pudo Defenderse Con Armas Ni Estrategias, Fue Salvada Por Los Organismos Más Pequeños Del Planeta. Esta Resolución, Lejos De Ser Un Simple Giro Argumental, Es Una Profunda Reflexión Sobre La Interdependencia De La Vida Y El Poder Invisible De La Naturaleza.

El Epílogo De La Obra Deja Una Sensación Ambigua: El Protagonista Se Ha Salvado, Pero Su Mente Ha Quedado Marcada Para Siempre. Vive Con El Trauma De La Invasión, El Sonido Del Rayo Calórico, La Visión De Las Máquinas Caminando Sobre Las Ruinas De Su Mundo. La Paz Posterior No Borra La Conciencia De Que, En Cualquier Momento, Otra Amenaza Podría Surgir Del Cielo. Wells Cierra Su Novela Con Una Advertencia Sobre El Orgullo Humano Y Una Meditación Sobre El Futuro Incierto De La Especie.

Más De Un Siglo Después De Su Publicación, La Guerra De Los Mundos Sigue Siendo Una Obra De Asombrosa Vigencia. Anticipó No Solo Las Invasiones Extraterrestres Que Poblarían La Literatura Y El Cine Del Siglo Xx, Sino También Las Inquietudes Modernas Sobre La Fragilidad Del Planeta, La Inteligencia Artificial, El Colonialismo Y Los Límites De La Ciencia. Su Influencia Se Extiende Desde Las Adaptaciones Radiofónicas —como La Célebre Versión De Orson Welles En 1938, Que Causó Pánico Real Entre Los Oyentes— Hasta Las Películas Y Series Contemporáneas Que Reinterpretan Su Mensaje.

En última Instancia, La Novela De H.g. Wells Es Mucho Más Que Una Historia De Ciencia Ficción: Es Una Advertencia Filosófica Sobre La Vulnerabilidad Humana, Una Denuncia Moral Contra La Soberbia Y Una Visión Profética Del Destino De Las Civilizaciones Que Olvidan Su Lugar En El Universo. Al Transformar Un Relato De Invasión En Una Meditación Sobre La Existencia, Wells Logró Una De Las Narraciones Más Poderosas Y Duraderas De La Literatura Moderna.

En Conclusión, La Guerra De Los Mundos No Solo Cuenta La Llegada Y Derrota De Los Marcianos; Narra La Caída Simbólica De La Humanidad Ante Su Propio Reflejo. Los Invasores Encarnan Lo Que El Hombre Podría Llegar A Ser: Una Inteligencia Sin Compasión, Una Civilización Dominada Por La Técnica Y Carente De Empatía. El Final, Con Los Marcianos Vencidos Por Bacterias, Restituye El Equilibrio Natural, Pero Deja Abierta La Pregunta Esencial: ¿habrá Aprendido La Humanidad La Lección De Humildad Que El Cosmos Le Ha Ofrecido?
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Autor: H.g. Wells
Editorial: Platino Clasicos Ilustrados;
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